Descansadero Tasartico

 

En el camino que va desde Tasartico hasta el cementerio de La Aldea, existían lugares llamados descansaderos, puntos estratégicos donde se hacía una pausa al transportar a las personas fallecidas. Antes de que existieran carreteras, los cuerpos debían ser llevados a hombros hasta el cementerio de la aldea por estos caminos.

Cada descansadero contaba con cruces, que marcaban la memoria de quienes habían sido trasladados. En algunos casos había una sola cruz, y en otros tres cruces, indicando que en ese lugar también se realizaba un rezo por los difuntos. Estos puntos solían coincidir con cruces de caminos o degolladas, que además servían como lugares de encuentro o intercambio entre vecinos. Por ejemplo, se podían acordar trueques de productos agrícolas en estos lugares.

 

On the road from Tasartico to the cemetery of La Aldea, there were places called resting areas, strategic points where a pause was made when transporting the deceased people. Before there were roads, the bodies had to be carried on shoulders to the village cemetery by these roads.

Each rest room had crosses, which marked the memory of those who had been transferred. In some cases there was a single cross, and in others three crosses, indicating that in that place there was also a prayer for the deceased. These points used to coincide with crossroads or degolladas, which also served as meeting places or exchange between neighbors. For example, barter of agricultural products could be agreed in these places.

 


En Tasartico, existía una particularidad: muchas familias humildes no podían costear un ataúd. Para ello, la comunidad disponía de cuevas con cajas comunitarias, normalmente tres de diferente tamaño,una para niños, otra para mujeres y otra para hombres.Cuando fallecía alguien, se colocaba el cuerpo en la caja correspondiente y se transportaba hasta la aldea. Una vez enterrado, la caja regresaba a la cueva para ser reutilizada.

 

Estas tradiciones muestran la solidaridad y organización de la comunidad, así como la importancia de los descansaderos en la vida cotidiana y en los rituales funerarios de Tasartico. Hoy, algunos de estos restos todavía se conservan y permiten conocer mejor la historia y las costumbres de la zona.

 

In Tasartico, there was a particularity: many humble families could not afford a coffin. For this, the community had caves with community boxes, usually three of different sizes, one for children, another for women and one for men. When someone died, the body was placed in the corresponding box and transported to the village. Once buried, the box returned to the cave to be reused.

These traditions show the solidarity and organization of the community, as well as the importance of rest rooms in daily life and in the funeral rituals of Tasartico. Today, some of these remains are still preserved and allow us to better understand the history and customs of the area.

Montaña de los Horgazales


La montaña Horgazales, ubicada cerca de La Aldea y con más de 1000 metros de altura, es una de las más importantes de Gran Canaria. Su singularidad geológica se debe a que es el único lugar de la isla donde se encuentra obsidiana, un cristal o vidrio volcánico muy duro.
La obsidiana se forma lentamente en el interior de la montaña, en el magma, y es difícil de encontrar en superficie. Para los aborígenes, este material era fundamental, ya que lo utilizaban para fabricar herramientas de corte, cuchillos y lanzas, al no conocer cómo trabajar el hierro.

The Horgazales mountain, located near La Aldea and more than 1000 meters high, is one of the most important in Gran Canaria. Its geological uniqueness is due to the fact that it is the only place on the island where obsidian is found, a very hard volcanic crystal or glass. Obsidian is slowly formed inside the mountain, in the magma, and is difficult to find on the surface. For the aborigines, this material was essential, since they used it to make cutting tools, knives and spears, not knowing how to work iron.

 

En Orgazales existen más de 30 pequeñas minas, de apenas un metro de altura, donde los antiguos extraían la obsidiana. También se pueden ver círculos en la roca, uno de origen aborigen y dos construidos posteriormente por los militares. La montaña es de difícil acceso, con solo tres rutas para subir, lo que la convertía en un lugar estratégico. La cima, una explanada del tamaño de casi cuatro campos de fútbol, incluso permitía plantar cereales y retener agua, lo que facilitaba la supervivencia temporal en la montaña.Horgazales también tiene un importante valor histórico. Según crónicas de la conquista de Gran Canaria, los aldeanos se habrían refugiado en la cima durante un ataque combinado de 500 soldados castellanos y fuerzas vascas. Gracias a la defensa desde la altura y el uso de piedras como armas, los habitantes lograron derrotar al ejército castellano, uno de los episodios más destacados de resistencia aborigen en la isla.

Hoy, Horgazales sigue siendo un símbolo de la historia, la geología y la cultura aborigen, y es un punto de interés único para quienes recorren la zona de La Aldea.

 

In Orgazales there are more than 30 small mines, barely one meter high, where the ancients extracted obsidian. You can also see circles on the rock, one of aboriginal origin and two built later by the military. The mountain is difficult to access, with only three routes to climb, which made it a strategic place. The summit, an esplanade the size of almost four soccer fields, even allowed the planting of cereals and retaining water, which facilitated temporary survival in the mountain. Horgazales also has an important historical value. According to chronicles of the conquest of Gran Canaria, the villagers would have taken refuge at the top during a combined attack by 500 Castilian soldiers and Basque forces. Thanks to defense from above and the use of stones as weapons, the inhabitants managed to defeat the Castilian army, one of the most outstanding episodes of aboriginal resistance on the island.

Today, Horgazales continues to be a symbol of Aboriginal history, geology and culture, and is a unique point of interest for those who travel the La Aldea area.

 

Barrancos, montañas y senderos de La Aldea

Desde este punto se observa el barranco de Salao, frontera natural entre La Aldea y Artenara. Destacan la Montaña Blanca y, a la derecha, la montaña de Tirma, un lugar sagrado para los aborígenes donde se realizaban rituales relacionados con la lluvia y se han hallado restos de un poblado. Más a la derecha se encuentra la Fuente Blanca, atravesada antiguamente por el camino del correísta, y donde se levantó una cruz durante la Guerra Civil. También se aprecia la degollada de las Tocinas, hoy atravesada por el GR-139, un sendero de más de 100 km que rodea la Reserva de la Biosfera y conecta varios municipios en cinco etapas.

 

Frente a nosotros está el barranco de La Aldea, la cuenca hidrográfica más larga de Canarias, cuyo caudal sería permanente de no ser por las presas. El paisaje combina montañas, barrancos y antiguos caminos, reflejando la riqueza natural e histórica de la zona.

 

From this point you can see the Salao ravine, the natural border between La Aldea and Artenara. The White Mountain stands out and, on the right, the Tirma mountain, a sacred place for the aborigines where rituals related to rain were performed and remains of a town have been found. Further to the right is the Fuente Blanca, formerly crossed by the path of the Correísta, and where a cross was raised during the Civil War. You can also see the degolada de las Tocinas, today crossed by the GR-139, a path of more than 100 km that surrounds the Biosphere Reserve and connects several municipalities in five stages.

In front of us is the ravine of La Aldea, the longest watershed in the Canary Islands, whose flow would be permanent if it were not for the dams. The landscape combines mountains, ravines and ancient roads, reflecting the natural and historical richness of the area.

 

El molino de viento


En La Aldea existen seis molinos rehabilitados, algunos movidos por agua y otros por viento. Estos molinos no solo eran esenciales para la vida diaria, sino que también representan un ejemplo de ingeniería tradicional muy estudiada y eficiente.

Uno de los molinos más destacados es el Molino de Viento del barrio, que tiene una estructura especial: su tapa se podía girar para aprovechar mejor la fuerza del viento, gracias a un sistema de ejes y pivotes de acero que mantenían todo perfectamente equilibrado. Esto permitía que el molino funcionara sin importar la dirección del viento, algo crucial para moler el grano de manera continua.

 

In La Aldea there are six rehabilitated mills, some moved by water and others by wind. These mills were not only essential for daily life, but also represent an example of well-studied and efficient traditional engineering.

One of the most outstanding mills is the Windmill in the neighborhood, which has a special structure: its lid could be rotated to better take advantage of the wind force, thanks to a system of steel axes and pivots that kept everything perfectly balanced. This allowed the mill to operate regardless of the direction of the wind, something crucial to grind the grain continuously.

Antes de la llegada del tomate en 1898, los aldeanos cultivaban principalmente cereales, como trigo y cebada. Estos granos se llevaban a los molinos para producir gofio o harina, fundamentales para la alimentación durante todo el año. El molino era un centro vital de subsistencia: los aldeanos entregaban parte de su grano al molinero (la llamada “matula”) y se quedaban con el resto para su propio consumo.

La importancia de los molinos va más allá de la alimentación. Representan el ingenio de nuestros antepasados, que supieron adaptar la tecnología a sus necesidades, y constituyen hoy un patrimonio histórico y cultural que nos permite conocer cómo vivían y trabajaban las comunidades de La Aldea.

Además, la zona por donde pasa la ruta tiene toponimia de origen aborigen, como los nombres Artejeve o Artelar, que reflejan la historia y los primeros asentamientos canarios. Recuperar y preservar estos nombres es parte del valor cultural que se transmite en la ruta, junto con la riqueza histórica, geográfica y natural del entorno.

Before the arrival of the tomato in 1898, the villagers mainly grew cereals, such as wheat and barley. These grains were taken to the mills to produce gofio or flour, essential for food throughout the year. The mill was a vital center of subsistence: the villagers delivered part of their grain to the miller (the so-called "matula") and kept the rest for their own consumption.

The importance of mills goes beyond food. They represent the ingenuity of our ancestors, who knew how to adapt technology to their needs, and today constitute a historical and cultural heritage that allows us to know how the communities of La Aldea lived and worked.

In addition, the area through which the route passes has toponyms of aboriginal origin, such as the names Artejeve or Artelar, which reflect the history and the first Canary Islands settlements. Recovering and preserving these names is part of the cultural value that is transmitted on the route, along with the historical, geographical and natural wealth of the environment.